Deja de centrarte en ti mismo, deja de hablar de ti mismo, deja de compartir tus miserias.
Empieza poniendo el foco en tus desafíos reales, claro que hay problemas, no los ignores, aun así, no dejes que los problemas centren y guíen tu día a día, trátalos como una aprendizaje, empieza a crecer a través de ellos.
Busca que los problemas te inspiren, para aprender y crecer, entonces llegará la verdadera transformación.
Los desafíos no son obstáculos, sino oportunidades.